Un psicólogo conductista decide exponer a un grupo de pacientes altamente inestables a un vuelo en avión, con el objeto de resolver sus síntomas de regresión infantil.
El avión despega y al principio todo marcha bien, pero en una discusión impulsiva, se produce un lucha física y el psicólogo queda inconsciente por un mal golpe.
El alboroto es tan grande que se escucha en la cabina y el comandante le dice al copiloto:
- ¡Ve a revisar que demonios está sucediendo!
El copiloto vuelve y explica la situación al comandante, quien le pregunta:
- Si el terapeuta está noqueado...
- ¿Cómo lograste que se quedaran quietos?
El copiloto responde:
- Simple, nos pusimos a jugar a la escuelita y les mandé tarea.
Luego de unos minutos de calma, se escucha un nuevo alboroto y el comandante le dice al copiloto:
- Vuelve allí y fíjate que puedes hacer.
El copiloto sale, luego de 2 minutos todo se calma y regresa a la cabina. Asombrado el comandante dice:
- Estoy sorprendido por tu sensibilidad ante estas situaciones.
- ¿Qué treta has usado para calmar las cosas esta vez?
El copiloto responde:
- Ninguna treta. Sólo revisé sus tareas, como las hicieron bien, les abrí la puerta y salieron al recreo.
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